Crecer.

¿No te ha pasado, que a veces suceden las peores situaciones en los peores momentos? ¿No has pensado que es imposible que le puedan pasar tantas cosas malas a alguien todas juntas, en el peor momento anímico? ¿Qué recuerdo se supone que voy a tener de mi juventud? ¿Que era profundo, callado, recordaba y extrañaba? Se supone que tiene que ser una edad de ser responsable. Una edad de independencia, realmente todo lo que siempre he querido. Pero, a veces se extraña no tener preocupaciones, aquella época en la que soñar era la pieza clave de mis emociones y de mi vida. A veces, siento un gran vacío en esa época, como si, ya no recordara lo que es soñar y ponerse exhausto por lo que quieres. A veces, solo pienso que estoy aquí por estar, cuando antes creía que estaba aquí para soñar, viajar, vivir. Ahora solo encuentro mil y una razones para deprimirme, para tirarlo todo por la borda. Supongo que crecer es difícil. He tenido subidas pero que luego algo en mi interior las hacía bajar. He intentado con toda mi alma volver a soñar. Lo que me gustaba de ser mayor es que ya podría cumplir mis propósitos, tener edad para hacer lo que sea para hacer de mi vida un sueño. Pero, ahora que tengo cierta edad, no siento lo que sentía antes por esas cosas. Ni por esas cosas ni por nada en especial. Eso es lo que realmente duele, no tener nada por lo que luchar o por lo que imaginar. 

Los cambios.

Los cambios. Algunos los desean, pero otros los temen. ¿Por qué? Los cambios siempre dejarán una huella en ti, una huella en quien eres. ¿Se supone que tienes que vivir una vida fija? ¿Sin cambios? ¿Se supone que tienes que quedarte en tu espacio de confort para siempre? La superación es una pieza clave. Los cambios siempre descubrirán una parte de ti que no habías conocido antes, una parte que quizás deseabas tener antes. Los cambios siempre serán afortunados. Pero, ¿Y si tú no querías cambiar? No hay marcha atrás, lo único que puedes hacer es hacer que ese cambio sea a mejor. Nunca caminar de espaldas, siempre mirando al frente, con una sonrisa.

Comencemos a sentir.

Muchas veces me olvidé de quien era. Muchas veces el dolor y la ira se apoderaban de mi razón, de mi corazón. Me hacía ser nada. Me hacía ser nadie. Muchas veces me olvido de las personas, aunque, ¿Se supone que ellas te hacen daño?. Esa ira me hacía olvidarme de todo, pero eso quizás es malo a veces, ¿no?
La gente no me hace daño. La gente me hace querer superarme. Sin embargo, el dolor, no. La ira quizás tape lo que sentimos, en un gran esfuerzo por dejar de sentir. Pero, ¿Qué somos nosotros sin sentir? Quizás eso nos sirva para crecer, para soñar. Algunas veces me sentía inmaduro, pero vamos, ¿Qué es madurar? ¿Planear cada segundo de tu vida? ¿Planear lo que quieres sentir, ver, y vivir? La vida es un gran cúmulo de sentimientos, de improvisar, de soñar, de pasar etapas, aunque, cada uno las pasa como quiere. La vida, no es dolor, ni ira. La vida es aquello que pasa deprisa, es aquello que quieres saborear, pero no te da tiempo a hacer todo lo que soñabas. Vamos, siempre es bueno tener una página vacía en nuestra vida, para poder escribirla a nuestra voluntad. Sin números, sin letras, sin imágenes, sin recuerdos. Sólo lo que sentimos en ese momento. Todo lo que vencimos, todo lo que superamos. Esa es la vida que yo necesito.